MOURINHO Y LA TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN

El cineasta estadounidense Richard Donner estrenó en 1997 una entretenida película de acción titulada Conspiración en la que un taxista neoyorquino llenaba su cabeza de paranoicas tramas destinadas a acabar con él y con toda la civilización occidental. José Mourinho, actual entrenador del Chelsea, parece seguir empeñado en interpretar una y otra vez el papel que el director de Arma Letal le brindó en aquella ocasión a Robert De Niro. El agravante para el luso es que su exitosa carrera en los banquillos y su poder mediático provocan que no sólo sea el personaje de Julia Roberts el que le cree a pies juntillas, sino millones de aficionados al fútbol.

Es justo reconocer que el técnico portugués cuenta con razones para cuestionar el arbitraje sufrido en el St Mary’s con el claro penalti no señalado a Cesc. Inventarse sin embargo una campaña para perjudicar a su equipo en la que incluye a los árbitros de la Premier League, considerados entre los mejores del mundo, y a colegas de profesión como Sam Allardyce está completamente fuera de lugar.

No me gusta escuchar a Mourinho decir que el Chelsea tiene hinchas educados y que por eso no hay incidentes después de que el árbitro se comiera un penalti tan claro o que en otros países en los que ha trabajado la primera página de la prensa deportiva hablaría de escándalo. Prefiero quedarme con el vistoso juego que es capaz de desarrollar su equipo este año gracias al buen momento de Cesc, Matic o Hazard. Los blues llegaron a la Navidad como líderes en solitario de la Premier de todo derecho aunque el Tottenham les acabara metiendo un buen repaso el primer día del año. Mou, mucho más comedido en aquella ocasión, confesaba no querer referirse a los colegiados para no ser sancionado, pero acabó diciendo que sus rivales habían recibido regalos navideños en los últimos encuentros. “Prefiero perder como lo hice en Newcastle con una actuación limpia de Martin Atkinson”, llegó a reconocer el luso.

Una historia que se repite Sigue leyendo